25 agosto, 2007
DÍAS MEMORABLES
La cuestión es que lo mencionaron en algún lugar y me llamó bastante la atención (no sé muy bien porqué), así que me dije que si algún día tenía la oportunidad, lo leería. La oportunidad llegó mucho antes de lo que había imaginado: unos días después de todo aquello entré en una librería en busca de un par de regalitos y fué practicamente lo primero que vi. Estaba en uno de esos chismes giratorios en los que ponen las ediciones de bolsillo. Entré por la puerta, giré a la derecha y mis ojos se posaron casualmente en él. Quise interpretarlo como una señal divina ¡Qué demonios!
Aún tardé algún tiempo en ponerle la zarpa encima, porque pretendía reservarlo para el invierno pero como me lo "encontraba" en tantos blogs, no pude esperar más...
La novela está integrada por tres relatos unidos por la poesía de Walt Whitman (un fulano americano del siglo XVIII, para los que estéis a mi precario nivel cultural), Nueva York, deformidades infantiles y un cuenco de porcelana blanca con inscripciones indescifrables. Sí, cosas muy dispares para tener en común, yo pienso lo mismo.
El primero de los relatos me gustó al principio pero unas páginas más adelante empezó a molestarme un poco el hecho de estar salpicado con ese rollo típico de los autores americanos: meter tópicos que resultan un tanto artificiales (no me canso de decirlo pero es que me parece el lastre de gente como Auster. Lo que marca la diferencia entre que "me encante" y que piense que "está bien")
O sea, se dejó leer pero sin pena ni gloria.
El segundo, lo reconozco, me enganchó. No me entusiasmó el final, es verdad, pero antes de llegar a él no quería dejar de leerlo. Ni que se acabara. Quería estar tirada en mi sofá durante horas y horas, en ese estado de abstracción que tanto echaba de menos cuando tenía que estrar haciendo otra cosa. Que por cada hoja que leyera, al libro le nacieran tres más. Esto no significa tampoco que sea lo mejor que he leído en mucho tiempo. Simplemente fue un soplo de aire fresco después de la densidad de Virginia Wolf (...) y de alguna otra cosilla en la que no pude meterme con tanta facilidad.
Porque gustar, lo que se dice gustar, el que me gustó fue el último. Algo insospechable ya que es un cuento de ciencia-ficción. Bueno, VALE, ciencia-ficción light. Pero me ha parecido estupendo... Supongo que en gran parte justo por ser light. No me llevo demasiado bien con la ciencia-ficción. Suele requerir grandes dosis de imaginación y ahí voy escasa.
Paso de contar de qué va cada uno, que me da mucha pereza...
Averiguarlo ya depende de vosotros... si es que os apetece...
21 agosto, 2007
HOLA Y ADIÓS
31 julio, 2007
UNAS PISTAS, NADA MÁS
Bien, toca hacer el último post del mes.
(Acabo de darme cuenta: me encanta esa frase, siginfica que he hecho otros antes...)
En fin, al meollo de la cuestión: ya que me lo puedo permitir, voy a volver a la vieja costumbre. O sea, a hablar de varias cosas:
Cosa I:
Me he lanzado a la piscina, y me he leído directamente el de Vian. A lo loco, que para eso soy joven. Es absolutamente genial: se lee rapidísimo (porque es corto y porque engancha), es diferente a los anteriores (que a su vez eran diferentes entre sí, de lo que se deduce que este Vian era un tipo creativo, polifacético y muchos otros adjetivos guays que no voy a decir porque tampoco es cuestión de ir por ahí alabando sin mesura) y aún por encima es muy gracioso (me he partido de risa con algunos detalles, especialmente en los primeros capítulos) ¿Qué más se puede pedir para pasar un buen rato? ¡Ah, si! ¡Camarerooooo!
En serio, si aún queda alguien sobre el planeta que no haya leído a este fulano, que lo haga ahora o se vaya a buscar marcianos con Spielberg...
El título, por cierto: Con las mujeres no hay manera.
Cosa II:
Mr. Vértigo, mi cuarto escarceo con Paul Auster (a parte de los que había comentado, me leí después El país de las últimas cosas) Lo he leído a trozos, no a capítulos, así que probablemente tenga una visión deformada de él: me ha parecido que renqueaba un poco, bastantes altibajos argumentales. De todos modos, esta bien. Sin ser una maravilla, claro. Desde luego, quien disfrute con Auster sabrá apreciarlo. Pero, para mí, sigue ganando El libro de las ilusiones.
Cosa III:
Otro cuento-novela de Stefan Zweig: Carta de una desoconocida. Vi la peli (Carta de una desconocida, Max Olphüs, 1948) el año pasado y me me pareció interesante, notable. Aunque la adaptación es buena, el libro es mejor. Claro, para algo es una carta. Me parece muy admirable y digno de apreciar el mérito que tiene escribir una historia de amor como esta sin caer en la cursilería. Un aplauso, por favor.
y
Cosa IV:
Estoy en ella. Se trata de un libro de relatos de Henry James y, de momento, el que más me ha gustado es La edad madura, que trata de un anciano escritor moribundo que encuentra a un fiel admirador en sus últimas semanas y, con él, una esperanza. Está increiblemente escrito. ¡Que manera tenía de componer las frases este hombre! ¡yo también quiero! No había leído nada de H.James antes, pero tenía ganas...
Se acabaron las cosas. Ya no tengo nada más que decir. Además hace sol, así que... Bueno, ya sabéis: Colorín, colorado, este post se ha acabado.
22 julio, 2007
FACTOTUM
Había oído maravillas de él.
“Si te gusta Miller, te gustará Bukowsky” “¡Oh! ¿En serio? Me encanta Miller”
Y ahí va, la ingenua de Anikaa, perdiendo los pantalones, corriendo a comprarse Factotum.
No hace falta ser un lince para colegir que estoy un poco decepcionada. No digo que no esté bien, pero me ha parecido que le falta algo… Creo que es un pelín aburrido. Una cosa es que la temática (ese hombre desencantado al que todo le importa un carajo: ni trabajo, ni familia ni nada que tenga que ver con lo socialmente estipulado) sea la de los Trópicos y otra, es que se mezclen churras con meninas. Tenía entendido que Bukowski era muy ácido y he visto que tampoco es para tanto. Aún encima esta novela se hace monótona, no hay sorpresas, no hay giros...
No he podido evitar partirme de risa interiormente al leer comentarios de gente que dice que está lleno de lucidez y que este libro les ha abierto los ojos. Todas las opiniones son respetables, cierto es, pero estas me han chirrado. A estas alturas sólo hay que tirar de manual para poder decir algo así y me suena a pseudointelectualismo chungo (sí, lo sé, soy una bruja. A veces la pequeña dictadora intolerante que llevo dentro me sale por los dedos, no puedo evitarlo. Debería ser más cuidadosa para tener más amiguitos)
Soy conciente de que Bukowski levanta pasiones y de que el 99.9% no estará de acuerdo con lo que estoy diciendo, pero yo lo veo claro: Bukowski imita a Miller y aunque no lo hace mal del todo, le falta la calidad literaria que Miller rezuma en todas sus páginas.
Hubo unas frases de la novela, con todo, que me parecieron muy buenas:
“Vagabundos e indolentes, todos los que allí trabajábamos sabíamos que teníamos los días contados. Así que andábamos relajados y aguardábamos a que descubriesen lo ineptos que éramos. Mientras tanto, vivíamos integrados en tal sistema, les dábamos unas pocas horas de honestidad y bebíamos juntos por las noches.”
A lo mejor lo que está pasando (hay que analizar todas las posibilidades) es que estoy dándome un atracón de este tipo de literatura y los excesos ya se sabe a dónde llevan. Averiguaré si se trata de esto en nada, porque me he comprado otro de Vian. Si Vian me cansa, entonces está claro que me pasado de la raya con el pobrecito Bukowski. Ya veremos. De todos modos, puede que algún día, después de muchos libros, me anime a intentarlo de nuevo. Quizás lo he juzgado precipitadamente.
P.D (en un susurro): o no...
16 julio, 2007
MÚSICA PARA CAMALEONES
Lo que sí leí, hace algunos años, es El arpa de hierba. No me entusiasmó, no me llamó la atención especialmente y tengo un recuerdo bastante difuso de ella. Dudo bastante que sea culpa de la novela y lo atribuyo a que quizás no la leí con demasiado interés. La historia trataba de una huelga (de la que no recuerdo la causa) que llevaba a un chaval y a su cándida tía a pasar varios días en la típica “casa del árbol”. A partir de esta pequeña revolución, Capote cuenta la reacción del resto del pueblo, la vida de los vecinos que se reunían bajo aquel árbol que antes había sido tan solitario. O algo así.
Era una prosa tan poética…
La semana pasada eché un vistazo a las publicaciones de bolsillo de Anagrama. De vez en cuando, los libros de esa colección (que me parece muy, muy buena) son un capricho que me puedo permitir. Aunque me costó decidirme, finalmente lo hice por Música para camaleones. Es una recopilación de relatos, una novela corta llamada Ataúdes tallados a mano que, según dicen, rivaliza con la mismísima A sangre fría (sinceramente, espero que A Sangre fría esté mejor, no porque esta otra no me haya gustado sino porque no me parece que sea para tanto) y una tercera parte, “Conversaciones y relatos” que es, para mi gusto y sin lugar a dudas, lo mejor del libro. Si un fulano que está “de capa caída” es capaz de escribir tan genialmente, de hacer unos “documentales” como estos, entonces creo que definitivamente no voy a poder leer su obra maestra. No sin que me dé algo mientras leo.
Hay dos historias, concretamente, que me parecen excepcionales; la primera, Un día de trabajo, en la que el autor acompaña a su asistenta a los otros domicilios donde limpia: es un paseito por algunos personajes neoyorquinos. El otro se llama Y luego ocurrió todo. En este, Capote acude a la cárcel para entrevistar a Robert Beausoil, un tío relacionado con la familia Manson, los bestias que se cargaron a la mujer de Polanski y a sus amigos. Supongo que el interés de esta historia radica para mí en el hecho de que sabía muy poco sobre el tema y me ha alentado a que me informe. Sobre esto y también sobre los asesinatos de Robert y John Kennedy (aunque este tema lo toca muy de refilón)
Ahora bien, en todos ellos, la prosa está tan maravillosamente dirigida, la narración es tan clara y tan ordenada, que uno no puede hacer otra cosa que entender porqué Capote está considerado uno de los mejores escritores americanos del siglo XX.
Decían de él que era un “amigo de doble filo” precisamente por su capacidad de observar lo que le rodeaba y escribirlo después sin adornos amables ni rastro de piedad hacia los protagonistas, por muy famosos o muy amigos que fueran.
Capote era un genio, no un santo...
05 julio, 2007
CUENTO PARA NIÑOS
TRIPAS
Tomen aire.
Tomen tanto aire como puedan. Esta historia debería durar el tiempo que logren retener el aliento, y después un poco más. Así que escuchen tan rápido como les sea posible.
Cuando tenía trece años, un amigo mío escuchó hablar del “pegging”. Esto es cuando a un tipo le meten un pito por el culo. Si se estimula la próstata lo suficientemente fuerte, el rumor dice que se logran explosivos orgasmos sin manos. A esa edad, este amigo es un pequeño maníaco sexual. Siempre está buscando una manera mejor de estar al palo. Se va a comprar una zanahoria y un poco de jalea para llevar a cabo una pequeña investigación personal. Después se imagina cómo se va a ver la situación en la caja del supermercado, la zanahoria solitaria y la jalea moviéndose sobre la cinta de goma. Todos los empleados en fila, observando. Todos viendo la gran noche que ha planeado.
Entonces mi amigo compra leche y huevos y azúcar y una zanahoria, todos los ingredientes para una tarta de zanahorias. Y vaselina.
Como si se fuera a casa a meterse una tarta de zanahorias por el culo.
En casa, talla la zanahoria hasta convertirla en una contundente herramienta. La unta con grasa y se la mete en el culo. Entonces, nada. Ningún orgasmo. Nada pasa, salvo que duele.
Entonces la madre del chico grita que es hora de la cena. Le dice que baje inmediatamente.
El se saca la zanahoria y entierra esa cosa resbaladiza y mugrienta entre la ropa sucia debajo de su cama.
Después de la cena va a buscar la zanahoria, pero ya no está allí. Mientras cenaba, su madre juntó toda la ropa sucia para lavarla. De ninguna manera podía encontrar la zanahoria, cuidadosamente tallada con un cuchillo de su cocina, todavía brillante de lubricante y apestosa.
Mi amigo espera meses bajo una nube oscura, esperando que sus padres lo confronten. Y nunca lo hacen. Nunca. Incluso ahora, que ha crecido, esa zanahoria invisible cuelga sobre cada cena de Navidad, cada fiesta de cumpleaños. Cada búsqueda de huevos de Pascua con sus hijos, los nietos de sus padres, esa zanahoria fantasma se cierne sobre ellos. Ese algo demasiado espantoso para ser nombrado.
Los franceses tienen una frase: “ingenio de escalera”. En francés, esprit de l’escalier. Se refiere a ese momento en que uno encuentra la respuesta, pero es demasiado tarde. Digamos que usted está en una fiesta y alguien lo insulta. Bajo presión, con todos mirando, usted dice algo tonto. Pero cuando se va de la fiesta, cuando baja la escalera, entonces, la magia. A usted se le ocurre la frase perfecta que debería haber dicho. La perfecta réplica humillante. Ese es el espíritu de la escalera.
El problema es que los franceses no tienen una definición para las cosas estúpidas que uno realmente dice cuando está bajo presión. Esas cosas estúpidas y desesperadas que uno en verdad piensa o hace.
Algunas bajezas no tienen nombre. De algunas bajezas ni siquiera se puede hablar.
Mirando atrás, muchos psiquiatras expertos en jóvenes y psicopedagogos ahora dicen que el último pico en la ola de suicidios adolescentes era de chicos que trataban de asfixiarse mientras se masturbaban. Sus padres los encontraban, una toalla alrededor del cuello, atada al ropero de la habitación, el chico muerto. Esperma por todas partes. Por supuesto, los padres limpiaban todo. Le ponían pantalones al chico. Hacían que se viera... mejor. Intencional, al menos. Un típico triste suicidio adolescente.
Otro amigo mío, un chico de la escuela con su hermano mayor en la Marina, contaba que los tipos en Medio Oriente se masturban distinto a como lo hacemos nosotros. Su hermano estaba estacionado en un país de camellos donde los mercados públicos venden lo que podrían ser elegantes cortapapeles. Cada herramienta es una delgada vara de plata lustrada o latón, quizá tan larga como una mano, con una gran punta, a veces una gran bola de metal o el tipo de mango refinado que se puede encontrar en una espada. Este hermano en la Marina decía que los árabes se ponen al palo y después se insertan esta vara de metal dentro de todo el largo de su erección. Y se masturban con la vara adentro, y eso hace que masturbarse sea mucho mejor. Más intenso.
Es el tipo de hermano mayor que viaja por el mundo y manda a casa dichos franceses, dichos rusos, útiles sugerencias para masturbarse. Después de esto, un día el hermano menor falta a la escuela. Esa noche llama para pedirme que le lleve los deberes de las próximas semanas. Porque está en el hospital.
Tiene que compartir la habitación con viejos que se atienden por sus tripas. Dice que todos tienen que compartir la misma televisión. Su única privacidad es una cortina. Sus padres no lo visitan. Por teléfono, dice que sus padres ahora mismo podrían matar al hermano mayor que está en la Marina.
También dice que el día anterior estaba un poco drogado. En casa, en su habitación, estaba tirado en la cama, con una vela encendida y hojeando revistas porno, preparado para masturbarse. Todo esto después de escuchar la historia del hermano en la Marina. Esa referencia útil acerca de cómo se masturban los árabes. El chico mira alrededor para encontrar algo que podría ayudarlo. Un bolígrafo es demasiado grande. Un lápiz, demasiado grande y duro. Pero cuando la punta de la vela gotea, se logra una delgada y suave arista de cera. La frota y la moldea entre las palmas de sus manos. Larga y suave y delgada.
Drogado y caliente, se la introduce dentro, más y más profundo en la uretra. Con un gran resto de cera todavía asomándose, se pone a trabajar.
Aun ahora, dice que los árabes son muy astutos. Que reinventaron por completo la masturbación. Acostado en la cama, la cosa se pone tan buena que el chico no puede controlar el camino de la cera. Está a punto de lograrlo cuando la cera ya no se asoma fuera de su erección.
La delgada vara de cera se ha quedado dentro. Por completo. Tan adentro que no puede sentir su presencia en la uretra.
Desde abajo, su madre grita que es hora de la cena. Dice que tiene que bajar de inmediato. El chico de la cera y el chico de la zanahoria son personas diferentes, pero tienen vidas muy parecidas.
Después de la cena, al chico le empiezan a doler las tripas. Es cera, así que se imagina que se derretirá adentro y la meará. Ahora le duele la espalda. Los riñones. No puede pararse derecho.
El chico está hablando por teléfono desde su cama de hospital, y de fondo se pueden escuchar campanadas y gente gritando. Programas de juegos en televisión.
Las radiografías muestran la verdad, algo largo y delgado, doblado dentro de su vejiga. Esta larga y delgada V dentro suyo está almacenando todos los minerales de su orina. Se está poniendo más grande y dura, cubierta con cristales de calcio, golpea y desgarra las suaves paredes de su vejiga, obturando la salida de su orina. Sus riñones están trabados. Lo poco que gotea de su pene está rojo de sangre.
El chico y sus padres, toda la familia mirando las radiografías con el médico y las enfermeras parados allí, la gran V de cera brillando para que todos la vean: tiene que decir la verdad. La forma en que se masturban los árabes. Lo que le escribió su hermano en la Marina. En el teléfono, ahora, se pone a llorar.
Pagaron la operación de vejiga con el dinero ahorrado para la universidad. Un error estúpido, y ahora jamás será abogado. Meterse cosas adentro. Meterse dentro de cosas. Una vela en la pija o la cabeza en una horca, sabíamos que serían problemas grandes.
A lo que me metió en problemas a mí lo llamo “Bucear por perlas”. Esto significaba masturbarse bajo el agua, sentado en el fondo de la profunda piscina de mis padres. Respiraba hondo, con una patada me iba al fondo y me deshacía de mis shorts. Me quedaba sentado en el fondo dos, tres, cuatro minutos.
Sólo por masturbarme tenía una gran capacidad pulmonar. Si hubiera tenido una casa para mí solo, lo habría hecho durante tardes enteras.
Cuando finalmente terminaba de bombear, el esperma colgaba sobre mí en grandes gordos globos lechosos.
Después había más buceo, para recolectarla y limpiar cada resto con una toalla. Por eso se llamaba “bucear por perlas”. Aun con el cloro, me preocupaba mi hermana. O, por Dios, mi madre.
Ese solía ser mi mayor miedo en el mundo: que mi hermana adolescente virgen pensara que estaba engordando y diera a luz a un bebé de dos cabezas retardado. Las dos cabezas me mirarían a mí. A mí, el padre y el tío. Pero al final, lo que te preocupa nunca es lo que te atrapa.
La mejor parte de bucear por perlas era el tubo para el filtro de la pileta y la bomba de circulación. La mejor parte era desnudarse y sentarse allí.
Como dicen los franceses, ¿a quién no le gusta que le chupen el culo? De todos modos, en un minuto se pasa de ser un chico masturbándose a un chico que nunca será abogado.
En un minuto estoy acomodado en el fondo de la piscina, y el cielo ondula, celeste, através de un metro y medio de agua sobre mi cabeza. El mundo está silencioso salvo por el latido del corazón en mis oídos. Los shorts amarillos están alrededor de mi cuello por seguridad, por si aparece un amigo, un vecino o cualquiera preguntando por qué falté al entrenamiento de fútbol. Siento la continua chupada del tubo de la pileta, y estoy meneando mi culo blanco y flaco sobre esa sensación. Tengo aire suficiente y la pija en la mano. Mis padres se fueron a trabajar y mi hermana tiene clase de ballet. Se supone que no habrá nadie en casa durante horas.
Mi mano me lleva casi al punto de acabar, y paro. Nado hacia la superficie para tomar aire. Vuelvo a bajar y me siento en el fondo. Hago esto una y otra vez.
Debe ser por esto que las chicas quieren sentarse sobre tu cara. La succión es como una descarga que nunca se detiene. Con la pija dura, mientras me chupan el culo, no necesito aire. El corazón late en los oídos, me quedo abajo hasta que brillantes estrellas de luz se deslizan alrededor de mis ojos. Mis piernas estiradas, la parte de atrás de las rodillas rozando fuerte el fondo de concreto. Los dedos de los pies se vuelven azules, los dedos de los pies y las manos arrugados por estar tanto tiempo en el agua.
Y después dejo que suceda. Los grandes globos blancos se sueltan. Las perlas. Entonces necesito aire. Pero cuando intento dar una patada para elevarme, no puedo. No puedo sacar los pies. Mi culo está atrapado.
Los paramédicos de emergencias dirán que cada año cerca de 150 personas se quedan atascadas de este modo, chupadas por la bomba de circulación. Queda atrapado el pelo largo, o el culo, y se ahoga. Cada año, cantidad de gente se ahoga. La mayoría en Florida.
Sólo que la gente no habla del tema. Ni siquiera los franceses hablan acerca de todo. Con una rodilla arriba y un pie debajo de mi cuerpo, logro medio incorporarme cuando siento el tirón en mi culo. Con el pie pateo el fondo. Me estoy liberando pero al no tocar el concreto tampoco llego al aire. Todavía pateando bajo el agua, revoleando los brazos, estoy a medio camino de la superficie pero no llego más arriba. Los latidos en mi cabeza son fuertes y rápidos.
Con chispas de luz brillante cruzando ante mis ojos me doy vuelta para mirar... pero no tiene sentido. Esta soga gruesa, una especie de serpiente azul blancuzca trenzada con venas, ha salido del desagüe y está agarrada a mi culo. Algunas de las venas gotean rojo, sangre roja que parece negra bajo el agua y se desprende de pequeños rasguños en la pálida piel de la serpiente. La sangre se disemina, desaparece en el agua, y bajo la piel delgada azul blancuzca de la serpiente se pueden ver restos de una comida a medio digerir.
Esa es la única forma en que tiene sentido. Algún horrible monstruo marino, una serpiente del mar, algo que nunca vio la luz del día, se ha estado escondido en el oscuro fondo del desagüe de la pileta, y quiere comerme.
Así que la pateo, pateo su piel resbalosa y gomosa y llena de venas, pero cada vez sale más del desagüe. Ahora quizá sea tan larga como mi pierna, pero aún me retiene el culo. Con otra patada estoy a unos dos centímetros de lograr tomar aire. Todavía sintiendo que la serpiente tira de mi culo, estoy a un centímetro de escapar.
Dentro de la serpiente se pueden ver granos de maíz y maníes. Se puede ver una brillante bola anaranjada. Es la vitamina para caballos que mi padre me hace tomar para que gane peso. Para que consiga una beca gracias al fútbol. Con hierro extra y ácidos grasos omega tres. Ver esa pastilla me salva la vida.
No es una serpiente. Es mi largo intestino, mi colon, arrancado de mi cuerpo. Lo que los doctores llaman prolapso. Mis tripas chupadas por el desagüe.
Los paramédicos dirán que una bomba de agua de piscina larga 360 litros de agua por minuto. Eso son unos 200 kilos de presión. El gran problema es que por dentro estamos interconectados. Nuestro culo es sólo la parte final de nuestra boca. Si me suelto, la bomba sigue trabajando, desenredando mis entrañas hasta llegar a mi boca. Imaginen cagar 200 kilos de mierda y podrán apreciar cómo eso puede destrozarte.
Lo que puedo decir es que las entrañas no sienten mucho dolor. No de la misma manera que duele la piel. Los doctores llaman materia fecal a lo que uno digiere. Más arriba es chyme, bolsones de una mugre delgada y corrediza decorada con maíz, maníes y arvejas.
Eso es la sopa de sangre y maíz, mierda y esperma y maníes que flota a mi alrededor. Aún con mis tripas saliendo del culo, conmigo sosteniendo lo que queda, aún entonces mi prioridad era volver a ponerme el short. Dios no permita que mis padres me vean la pija.
Una de mis manos está apretada en un puño alrededor de mi culo, la otra arranca el short amarillo del cuello. Pero ponérmelos es imposible.
Si quieren saber cómo se sienten los intestinos, compren uno de esos condones de piel de cabra. Saquen y desenrrollen uno. Llénenlo con mantequilla de maní, cúbranlo con lubricante y sosténganlo bajo el agua. Después traten de rasgarlo. Traten de abrirlo en dos. Es demasiado duro y gomoso. Es tan resbaladizo que no se puede sostener. Un condón de piel de cabra, eso es un intestino común.
Ven contra lo que estoy luchando.
Si me dejo ir por un segundo, me destripo.
Si nado hacia la superficie para buscar una bocanada de aire, me destripo.
Si no nado, me ahogo.
Es una decisión entre morir ya mismo o dentro de un minuto. Lo que mis padres encontrarán cuando vuelvan del trabajo es un gran feto desnudo, acurrucado sobre sí mismo. Flotando en el agua sucia de la piscina del patio. Sostenido por atrás por una gruesa cuerda de venas y tripas retorcidas. El opuesto de un adolescente que se ahorca cuando se masturba. Este es el bebé que trajeron del hospital trece años atrás. Este es el chico para el que deseaban una beca deportiva y un título universitario. El que los cuidaría cuando fueran viejos. Aquí está el que encarnaba todas sus esperanzas y sueños. Flotando, desnudo y muerto. Todo alrededor, grandes lechosas perlas de esperma desperdiciada.
Eso, o mis padres me encontrarán envuelto en una toalla ensangrentada, desmayado a medio camino entre la piscina y el teléfono de la cocina, mis desgarradas entrañas todavía colgando de la pierna de mis shorts amarillos. Algo de lo que ni los franceses hablarían.
Ese hermano mayor en la Marina nos enseñó otra buena frase. Rusa. Cuando nosotros decimos: “Necesito eso como necesito un agujero en la cabeza”, los rusos dicen: “Necesito eso como necesito un diente en el culo”. Mne eto nado kak zuby v zadnitse. Esas historias sobre cómo los animales capturados por una trampa se mastican su propia pierna; cualquier coyote puede decir que un par de mordiscos son mucho mejores que morir.
Mierda... aunque seas ruso, algún día podrías querer esos dientes. De otra manera, lo que tenés que hacer es retorcerte, dar vueltas. Enganchar un codo detrás de la rodilla y tirar de esa pierna hasta la cara. Morder tu propio culo. Uno se queda sin aire y mordería cualquier cosa con tal de volver a respirar.
No es algo que te gustaría contarle a una chica en la primera cita. No si querés besarla antes de ir a dormir. Si les cuento qué gusto tenía, nunca nunca volverían a comer calamares.
Es difícil decir qué les disgustó más a mis padres: cómo me metí en el problema o cómo me salvé. Después del hospital, mi madre dijo: “No sabías lo que hacías, amor. Estabas en shock”. Y aprendió a cocinar huevos pasados por agua.
Toda esa gente asqueada o que me tiene lástima... la necesito como necesito dientes en el culo.
Hoy en día, la gente me dice que soy demasiado delgado. En las cenas, la gente se queda silenciosa o se enoja cuando no como la carne asada que prepararon. La carne asada me mata. El jamón cocido. Todo lo que se queda en mis entrañas durante más de un par de horas sale siendo todavía comida. Chauchas o atún en lata, me levanto y me los encuentro allí en el inodoro.
Después de sufrir una disección radical de los intestinos, la carne no se digiere muy bien. La mayoría de la gente tiene un metro y medio de intestino grueso. Yo tengo la suerte de conservar mis quince centímetros. Así que nunca obtuve una beca deportiva, ni un título. Mis dos amigos, el chico de la cera y el de la zanahoria, crecieron, se pusieron grandotes, pero yo nunca llegué a pesar un kilo más de lo que pesaba cuando tenía trece años. Otro gran problema es que mis padres pagaron un montón de dinero por esa piscina. Al final mi padre le dijo al tipo de la piscina que fue el perro. El perro de la familia se cayó al agua y se ahogó. El cuerpo muerto quedó atrapado en el desagüe. Aun cuando el tipo que vino a arreglar la piscina abrío el filtro y sacó un tubo gomoso, un aguachento resto de intestino con una gran píldora naranja de vitaminas aún dentro, mi padre sólo dijo: “Ese maldito perro estaba loco”. Desde la ventana de mi pieza en el primer piso podía escuchar a mi papá decir: “No se podía confiar un segundo en ese perro...”.
Después mi hermana tuvo un atraso en su período menstrual.
Aun cuando cambiaron el agua de la pileta, aun después de que vendieron la casa y nos mudamos a otro estado, aun después del aborto de mi hermana, ni siquiera entonces mis padres volvieron a mencionarlo.
Esa es nuestra zanahoria invisible.
Ustedes, tomen aire ahora.
Yo todavía no lo hice.
¿Y bien?
03 julio, 2007
BONSÁI
Reflexiones estúpidas a parte (pequeño intento encubierto de disculpa por mi ausencia) hoy voy a escribir sobre un cuento largo (novela, al parecer), el último regalo que he recibido y que desde aquí agradezco otra vez.
27 febrero, 2007
ALGO SOBRE LIBROS
¿Sobre qué escribir? Pues, claro, algo sobre libros. Ültimamente he leído más bien poco. Y además he leído libros que, por alguna extraña razón, me cuesta comentar. Siempre tengo la impresión de que para escribir sobre cualquier historia, no es suficiente haberla leído una única vez. Porque es muy sencillo decir “tal novela, tal argumento”. Y no es eso lo que quiero. Para hacer un resumen no hace falta leesela, sólo hace falta ir a google…
Cualquier libro provoca determinadas sensaciones según el momento, la experiencia de cada uno y un montón de cosas más. Así que juzgarlos puede ser bastante complicado. Cuando algún libro me resulta indiferente (que alguno ha habido) está claro que no me intersa escribir, y cuando no, al sentarme delante del ordenador, me inavade la duda acerca de si estoy contando “la verdad” sobre el libro o “mi verdad” sobre él. Y eso me resulta poco tranquilizador. Inquietante. ¿Quién soy yo para hablar de él? ¿Acaso diría lo mismo en otras circunstancias?
De una de esas novelas que he leído recientemente ya comenté algo allá por noviembre… Es Trópico de Cáncer. Si la hubiese leído hace seis años, no me hubiese gustado nada. Si la hubiese leído hace tres, empapelaría la facultad con ella, encerraría a unos cuantos compañeros míos y prendería fuego despiadadamente. Por fortuna la he leído ahora. Y me ha encantado. Ya no creo que lo que cuenta sea exagerado ni totalmente falso, imposible ni pretenciosamente sórdido. Y ya no me ralla esa forma de ver el mundo, ya no lo veo una amenaza ni una injusticia. Cosas que antes me hubiesen cabreado infinitamente, ahora me han hecho sonreir para mis adentros y comprobar una vez más que los humanos, humanos somos. Atemporalmente. Con nuestras circunstancias, nostalgias, frustraciones, nuestra sexualidad como modo de expresión (o como fin), nuestros vacíos y sobre todo, con nuestra soledad y nuestro cinismo. Supongo que una novela tan conocida no necesita una descripción muy exhaustiva. En mi mente ha quedado muy ligada a París era una fiesta. La otra cara de la moneda. El mismo encanto. Pero tal vez cualquier otra persona no vea esa conexión…
Después, habiendo oído que Trópico de Capricornio era mejor, no pude reprimir mis impulsos aquella mañana gris de rebajas, en la que fui al Corte Inglés en busca de unas botas. Me lo compré. Y si no fuera por mi madre (literalmente) hubiese pasado de las botas y me hubiese comprado también uno de Pessoa y el Ulisses de Joyce. Cochino dinero. Total, que mi primer libro del 2007 ha sido este. Y puede ser que sea mejor, que su prosa sea más limpia que la del otro Trópico, lo que queráis. Pero a mi no me ha gustado más. Ni siquiera me ha gustado igual. Y con todo, creo que es muy bueno. Y sin embargo, no sé explicar por qué. ¡Qué exasperante!
18 noviembre, 2006
EL AGENTE SECRETO
No voy a contaros el esfuerzo mental que hice para elegir. Simplemente que salí de allí con la firme convicción (que frase tan zapateriana, ¿no?) de que, desde ahora, intentaría repetir la experiencia al menos una vez cada dos meses. Es un afán estúpido ese de poseer libros habiendo las ya citadas bibliotecas pero, no sé, es algo que siempre me ha gustado. Tengo un punto Gollum. “Mi tesoro”. Aunque yo tengo más pelo…
En fin. Al tema, que siempre me voy por las ramas. Me compré dos libros. Ahora sólo voy a hablar sobre uno de ellos. El agente secreto. Dicen los expertos que hubo tres etapas diferentes en las historias de Conrad. Al parecer es en la segunda en la que escribió este libro, y es también el periodo al que pertenece la archiconocida El corazón de las tinieblas. Estas novelas son algunas de las más significativas de su carrera, siendo esta etapa el pilar sobre el que se asientan las otras dos. Me encantaría haber leído toda la bibliografía de Conrad para poder afirmarlo rotundamente o para declarar mi completo desacuerdo y disertar sobre el tema escupiendo cianuro. Pero por desgracia, oooooh, no es el caso. Así que haciendo acopio de buena voluntad, me he lo creído.
No habla de anarquismo, sino de anarquistas. Asambleas de terroristas, bombas, conspiraciones de embajadas, investigaciones (más o menos turbias), suicidio, asesinato… Buenos elementos para escribir una novela. Y Conrad añade además una buena dosis de sátira. Después de haberla leído, se pueden sacar interesantes conclusiones sobre las pretensiones que el autor tenía al escribir esta novela. Habla de la sociedad londinense de aquellos tiempos (y no habla bien) y habla de cómo la familia, más allá de los sentimientos que unen a los miembros, es también y en alto grado consecuencia de la sociedad en que se desarrolla. Hay algo en la novela que me gustó mucho, y es que alimenta un poco esa imagen de otras obras inglesas que parece identificar familia y delincuencia. Supongo que en su día lo que se criticó (porque esta novela no tuvo muy buena acogida) es que Conrad sacó a relucir la hipocresía que envuelve la mayoría de las actividades que nos ocupan y algunas de las ideas que defendemos. Generalizando mucho. O no…
11 noviembre, 2006
NOVELA DE AJEDREZ

Vuelvo por aquí, después de tanto tiempo, para hacer un breve comentario sobre una novelita que he podido leer hace un par de semanas. Digo “novelita” porque es muy corta ¡eh! No tengo el libro aquí, pero debe andar en torno a las 100 páginas. Ya veis. Se lee muy rápido… aunque no de un tirón.
La historia se desarrolla en un barco que parte desde Nueva York hacia Buenos Aires. En él viaja Czentovicz, un campeón mundial de ajedrez. Un personaje oscuro, esquivo y, contrariamente a lo que se puede suponer, con una total ausencia de brillo intelectual. Otro de los pasajeros, atraído por la posibilidad de verlo en acción, consigue retarlo a una partida. Por supuesto no tiene nada que hacer contra él. Czentovicz muestra toda su arrogancia hasta el momento en que, sorprendentemente, entra en acción otro hombre. La otra cara de la moneda. Un austriaco lúcido y misterioso. La única persona del barco (y quizás del mundo) que puede hacerle frente al campeón dignamente. Y así, de forma completamente fascinante, Stefan Zweig relata las terribles circunstancias en las que el europeo adquirió sus conocimientos ajedrecísticos…
07 agosto, 2006
CARTA A UNA SEÑORITA EN PARÍS
http://www.literatura.us/cortazar/paris.html
Apenas lo recordaba, tan sólo sabía que me había impactado bastante...y después de releerlo comprendí porqué. Espero que también os guste...
01 agosto, 2006
LECTURAS VARIAS
En primer lugar voy a hablar de El tambor de hojalata, de Günter Grass. En la contraportada pone que es un libro de difícil lectura. A mi no me lo ha parecido y sólo se me ocurren dos razones para que el editor (o quién sea que escriba las contraportadas) diga tal cosa:
1) Se refería a que hay párrafos muy largos y muy poco diálogo y a lo mejor hace que la lectura sea cansina (lo cual no me parece una razón de peso. Hay que decir, es cierto, que es un libro muy largo y la historia, llegada un punto, avanza lentamente. Pero en todo caso, hay cosas peores)
2) Se refería a que en realidad es un libro llenísimo de metáforas indescifrables para pequeños cerebros gelatinosos ( en este caso, creo que no hace falta que añada comentarios)
Vale… El argumento: Es la historia de un treintañero internado en una clínica. La narra tipo Aída Nizar: algunas veces en primera persona, otras en tercera. Habla un poco de su familia, de su infancia (cuándo él escoge ser para siempre un niño de tres años y tener como ocupación exclusiva tocar tambores de hojalata y romper cristales con su voz (el pequeño vitricida... ¡me encanta!) y todo lo que va sucediendo hasta el mismo instante en que se encuentra escribiendo en esa horrible habitación de psiquiátrico. Abarca un largo periodo de tiempo (obviamente) Tiempos de pre-guerra, de guerra y de post-guerra. Tiempos complicados, que gracias a su condición especial, Oscar analiza desde su lúcida perspectiva, burlándose con ironía ( a veces fina, a veces descarada) de los tabúes sociales de siempre. Muy recomendable.
Ahora le toca a mi escritora favorita: Sara Mago (lo que no entiendo es porqué ponen a ese señor con cara de intelectual en todos sus libros…) He leído Levantado del suelo, que creo que fue la obra que lo consagró en la literatura universal. No es el que más me gustó de él, claro que lo leí en una época en que estaba un poco dispersa y me pareció muy muy denso. Es una novela histórica sobre el Portugal latifundista, sobre la miseria, la lucha y la esperanza de unos y la hijoputez de otros. Otra historia de Saramago sobre la vida misma. Estupendo, como siempre. Me había propuesto no repetirme con los autores, pero es que…nunca me cansaré de decir que leer libros suyos vale la pena.
Y ya por último (que la tumbona me espera ansiosa fuera… ¿o es al revés?) La Náusea, de Sartre. Antes de escribir sobre él, tenía en mente la sana pretensión de leerme también El ser y la nada y algunos más, para escribir por fin ese tan ansiado post serio y bien preparado con el que sueño cada noche…
Mmmm… ¿sabéis qué? Que sí, que por hoy ya he dicho bastante. Que el artículo de Sartre quiero hacerlo bien. Así que lo dejo aquí.
En fin, niños y niñas, caminad por la sombra.
26 mayo, 2006
THE LEAGE

Se trata en concreto de The Leage of Extraordinary Gentlemen. El guión es de Allan Moore , cosa que seguramente sabrá todo el mundo, pero que yo, pobre ignorante, desconocía hace un para de semanas. He leído (y me han contado) por ahí cosas sobre el tío, y podría reproducirlas, pero me parece innecesario. Si es que no lo conocéis y os interesa, para eso está internet. Yo me he quedado con que es un crak (eso se llama simplificar, con un par)
Lo interesante de la historia es que Moore hace un pastiche muy seductor con personajes rescatados de novelas del XIX, básicamente. De Brahm Stoker recoge a Mina Harker, ahora divorciada y con una nueva personalidad. Toma su apellido de soltera (Murray) y deja de ser aquella mujercita débil que no podía luchar contra las adversidades (ese “rollete sangriento” que tenía con el Conde) Bueno, decir que deja de serlo es ser muy poco realista. Adopta el papel de mujer segura de si misma e independiente, con unos toques feministas que revelan claramente que todo eso no es más que una máscara que intenta ocultar lo que ella cree que realmente es: un ser indefenso, una víctima(y yo en una ingeniería cuando podría estar forrándome con el psicoanálisis...) De Henry Rider Haggard, a quien no conocía antes, toma a Allan Quatermain. En sus novelas este personaje muere, pero Moore modifica su historia convirtiendo esa muerte en una simple salida de escena. Mina Murray lo rescata de El Cairo, donde había estado dedicándose a la pacífica tarea de fumar opio. Me pareció el personaje más humano de todos. Adicto a la drogas y con una amor que intenta obviar… Están también el Capitán Nemo (en plan nihilista), el Dr. Jekyll y su inseparable Mr. Hyde, asustadizo el uno, temible (y muy cómico) el otro y, por último, el Dr. Griffin, el hombre invisible de H. G. Wells, un psicópata falto de moral (como todos los psicópatas, me imagino.) En su favor hay que decir que no hace nada a la ligera, el fulano es muy pragmático.
De todos los personajes se podría hablar un montón, tienen características muy concretas que los hacen necesarios y muy especiales dentro del grupo. Hay constantes guiños a la literatura tanto en el guión como en los dibujos de Kevin O’Neill. Guiños que a mi se me han escapado en su mayoría, pero que me sorprendieron cuando los descubrí después. Más que nada, porque aunque conocía a todos los personajes, excepto a Quatermain, realmente no me he leído ni 20.000 leguas de viaje submarino (me aburre Verne) ni El Hombre Invisible. Así que no conozco la verdadera historia de la mayoría de los personajes. De todos modos, también hace referencia a otras cosas más asequibles para mi incultura (los asesinatos de la Rue Morgue, o la historia de Holmes y Moriarty) y eso es algo que da mucho juego…
Sólo me queda añadir que, a pesar de este flirteo, que ha sido muy interesante y novedoso, me vuelvo con mi querida prosa. El Médico me ha aburrido un poco (supongo que es un libro que le gusta a mucha gente, en realidad. En parte me ha recordado a Los pilares de la tierra, si lo habéis leído y os gustó, seguramente El Médico también)
Pero la cuestión es que ahora estoy con algo verdaderamente bueno… ya os contaré.
20 abril, 2006
VACACIONES SANTILLANA
Para contrarrestar, mi amiga me ha dejado otro libro. “El libro de las ilusiones”. El título me recordó a otro de Kundela que leí hace unos meses… “El libro de la risa y el olvido” Una cosa no tiene nada que ver con la otra, ya lo sé. Pero por alguna razón que se me escapa, cogí el libro con cariño desde el principio. Y este sí que es bueno. Los personajes me parecen igual de planos, no tienen matices y son cutres en cuanto a personalidad. El protagonista es un hombre destrozado por la muerte de su mujer y “sus pequeños” en un accidente de avión. No quiere saber nada del mundo y su nuevo amiguito es el whisky. Un día se tira en el sofá a ver una peli muda… y entonces descubre que su vida no ha terminado, porque el actor Hector Mann le ha hecho sonreir. Y si todavía puede sonreir, hay esperanza. Bla, bla. Ahora viene lo bueno: El tal Hector Mann había desaparecido muchos años atrás y nadie había vuelto a saber nada de él. Para ocupar su tiempo en algo, David Zimmer (el protagonista), escribe un libro sobre las copias que quedan de sus películas. Y cuando lo publica, recibe una carta de la que dice ser la esposa del tal Hector Mann, invitándolo a un rancho cerca de Alburqueque, que es donde vive Mann en la actualidad. Auster hace muy bien dos cosas: primero, describe las pelis que Zimmer va viendo de forma muy concisa, plano a plano. Independientemente de que los argumentos sean buenos (que lo son, o al menos interesantes) me ha llamado la atención el modo de escribir sobre ellos. Hace muy creible la existencia de las pelis, parece que realemente las está viendo. Segundo, la historia de Hector. Zimmer llega a averiguar lo que había motivado la desaparición del actor y todo lo que le ocurrió después. Esa historia es muy buena. Es creible, no es tópica y consigue captar el interés desde el principio.
Cuando me gusta mucho un libro, intento leerlo poco a poco, para que la sensación que me produce dure más (nota: no estoy pirada, que conste) Pues eso no me había pasado desde el verano (“El dios de las pequeñas cosas”) Y, por fin, ha vuelto a suceder...
09 abril, 2006
ESCUPIRÉ SOBRE VUESTRA TUMBA (Boris Vian)

Lleva sangre negra, pero su apariencia es la de un blanco (cuestiones genéticas que escapan a mis conocimientos o licencia literaria de Boris Vian). Y está furioso. Furioso porque la familia de la chica (blanca) de la que se había enamorado su hermano (negro, de apariencia negra) se lo ha cargado precisamente por eso, por ser negro. Y él, Lee, el protagonista, clama venganza. Es un personaje un poco amoral tal vez (quién soy yo para decidir qué es moral y qué no). Ha decidido tirarse a dos blancas ricas y luego cargárselas (a priori, moral, moral… no es, ¿verdad?). Es fuerte. Un poco impactante. Crudo. Abundan los pasajes de sexo y de violencia… de ambas cosas a la vez, incluso. Un poquito sádico, el fulano, hay que reconocerlo. No es un Dantés obsesionado con la venganza ni una Lady Macbeht corroída por los remordimientos. No. Él ha decidido que la muerte de su hermano no quedará impune y se toma su tiempo. Con mucha sangre fría. De hecho, parece que disfruta. Bueno… no lo parece, disfruta fijo. Y si no leedlo, ya veréis (también es cortito, lo digo por si no tenéis mucho tiempo)
He leído también La espuma de los días, pero la historia y el tono son completamente diferentes, aunque recuerdo que me lo leí en una tarde. En este mezcla cosas reales con otras que podrían pertenecer más al mundo onírico. Es una historia de amor muy triste…
Supongo que en breve me pasarán más libros de Vian. Creo que va camino de convertirse en uno de los autores que no pasan por alto en mi vida. Por si a vosotros también os interesa saber algo más de él, os dejo este link:
http://www.obyron.com/hue00/borisv/obra.htm
Y nada más por hoy. Volveré ;)
16 febrero, 2006
EL MAESTRO DE ESGRIMA
Jaime Astarloa es maestro de esgrima en el Madrid de la segunda mitad del siglo XIX. Es un momento político delicado y ya se sabe, la cosa está chunga. No te puedes fiar ni de tu madre. Así que el honor… El honor es un valor pasado de moda. Como su profesión. Pero a él no le importa. Todo lo contrario, el honor y la esgrima son lo principal en su vida. Hasta que un día la enigmática Adela Otero llama a su puerta. Joven y guapa (no podría ser de otro modo) le pide que le dé clases. Astarloa no está convencido de que sea una buena idea ...(qué retrógrado) pero acaba aceptando porque la chica sabe manejar muy bien la espada. Insólito. Sorprendente. Poco después una serie de sucesos extraños dan un poco de vidilla a su existencia (asesinatos y cosas así) y de algún modo el viejo maestro sabe que él tiene la clave de todo.
Se lee de un tirón, hacedme caso J
13 enero, 2006
MISERIAS HUMANAS
-¿Qué te pasa? –dijo.
-Nada
-¿Qué quieres que haga por ti?
-Quiero que seas viejo. Diez años mayor. ¡Veinte años mayor!
Quería decir: Quiero que seas débil. Quiero que seas tan débil como yo.
******************************************
Tenía ganas de hacer algo para que ya no quedara escapatoria. Tenía ganas de destruir brutalmente todo el pasado de sus últimos siete años. Era el vértigo. El embriagador, el insuperable deseo de caer.
******************************************
TRAICIÓN: Traición significa abandonar las propias filas. Traición significa abandonar las propias filas e ir hacia lo desconocido. Sabina no conoce nada más bello que ir hacia lo desconocido (…)
La primera traición es irreparable. Produce una reacción en cadena de nuevas traiciones, cada una de las cuales nos distancia más y más del lugar de la traición original.
*****************************************
Todos necesitamos que alguien nos mire. Sería posible dividirnos en cuatro categorías, según el tipo de mirada bajo la cual queremos vivir.
La primera categoría anhela la mirada de una cantidad infinita de ojos anónimos, o dicho de otro modo, la mirada del público. (…)
La segunda categoría la forman los que necesitan para vivir de muchos ojos conocidos (…)
Luego está la tercera categoría, los que necesitan de la mirada de la persona amada. (…)
Y hay también una cuarta categoría, la más preciada, la de quienes viven bajo la mirada imaginaria de personas ausentes. Son los soñadores.
Estos son fragmentos del libro que acabo de leer. No son los únicos que me han llamado la atención, pero son algunos de los que más me han tocado la fibra. Sensible, digo. Pertenecen a La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera. Me cuesta hacer como otras veces una reseña, contar de qué va…. Va sobre humanos. Lo que sienten cuatro humanos en algún momento de su vida. Y supongo que el encanto de la novela reside en que en algún punto de ella, uno se siente un poco identificado con alguno (o no…) Pero la cuestión es que no es una historia ligera, de pasar el rato, ni un ensayo filosófico, de dejar a uno extenuado a base de conceptos abstractos. Simplemente hace reflexionar sobre algunas cosillas. Miserias humanas, expresadas con claridad y sin tapujos.
03 diciembre, 2005
ALEMANES BUENOS
Demian (Hermann Hesse)
“Quería tan sólo intentar vivir lo que tendía a brotar espontáneamente de mi. ¿Porqué había de serme tan difícil?”
Esta es la primera frase que se puede leer, y básicamente resume el contenido de la novela (una novela muy corta por cierto, 204 páginas en mi edición de Alianza editorial, muy barata además. Lo compré cuando estaba en el instituto y me costó 700 pelas) Hesse, que era antinazi, la escribió después de la Segunda Guerra Mundial y cuenta la historia del joven Emil Sinclair, quien tenía la peculiaridad de estar marcado por un estigma: “el estigma de Caín”. En la Biblia, aquellos que estaban así marcados eran los malditos, los vendidos al diablo. Unos apestados. En este libro son también unas personas con quién la gente no se encuentra a gusto ¿Por qué? Porque van más allá de la apariencia. Cuando Emil era un niño, ya se planteaba la existencia del bien (su hogar) y del mal (lo externo). Y se sentía, por supuesto, más atraído hacia lo segundo. Fue en aquella época cuando tuvo su primer contacto con Demian, que se convirtió en su guía espiritual. Él le hacía cuestionarse todavía más sus creencias, religiosas o sociales. Y así, vemos como Emil se hace adulto buscando su personalidad convencido de que la humanidad tiene mucho más potencial del que parece.
Opiniones de un payaso (Heinrich Böll)
En este caso reinan total y completamente la ironía y el humor (sin perder su seriedad.) Critica la hipocresía y el materialismo de la sociedad, a través de la historia de la figura, un poco patética y bastante tierna, de un payaso alcohólico que ya no tiene trabajo y que ha sido abandonado por su mujer. Böll era al parecer muy religioso, y eso es algo que se deja ver en la novela. Hay mucho inconformismo en ella. No sólo social, quiero decir. Dice Hans (el protagonista) una frase que me llamó mucho la atención, y era algo así como “mi dolencia más atroz es mi inclinación a la monogamia” No es que sea una frase que me sirva, como en el caso anterior, para resumir el contenido de la novela. En absoluto. Pero es que me parece muy buena. Es un ejemplo de cómo Böll pone en entredicho la moral (doble) de la sociedad en que vive. Lo escribió en el 63, pero podría haberlo escrito la semana pasada. No han cambiado tanto las cosas, al menos en el aspecto del mundo que nos quiere mostrar.
Por último, y aunque tampoco es que sea lo más importante, decir que tanto Hesse como Böll han ganado el Premio Nobel en los años 46 y 72 respectivamente. Y aquí termino por hoy. ¡Hasta más ver!
17 septiembre, 2005
LOS GOZOS Y LAS SOMBRAS
Torrente Ballester es una de las mejores aportaciones de Ferrol al mundo, junto con J.V ( hablando siempre desde mi punto de vista jejeje) En Los gozos y las sombras (integrada por “El señor llega”, “La Pascua triste” y “Donde da la vuelta el aire”) la acción tiene lugar en Pueblanueva del Conde, que creo que es un pueblecito de As Rías Baixas que en realidad no existe, en los últimos años de la República. Allí vuelve tras quince años de ausencia Carlos Deza, un psicólogo no muy satisfecho con su vida. Su sorpresa es mayúscula cuando descubre que los habitantes lo esperan con cierto entusiasmo porque piensan que él será la persona que los libere de “la tiranía” de Cayetano Salgado, el dueño del astillero que da de comer a las familias. También lo espera Doña Mariana, descendiente de la estirpe de los Churruchaos, aristócratas que no tenían lugar en ese tiempo. Es pariente lejana suya y antigua amiga de su padre. La única habitante del pueblo que aún puede hacerle frente a Cayetano. Es valiente y astuta y poco a poco consigue que Carlos se implique en la lucha por impedir el dominio de los Salgado. Por supuesto esto es sólo la base sobre la que Torrente Ballester construye una novela psicológica de estructura clásica (me recordó un poco a Clarín e incluso a Pérez Galdós) pero con un asombroso modernismo a la hora de tratar las historias de los múltiples personajes, que la hace muy diferente. Carlos se convierte en el confidente de los habitantes de Pueblanueva y así podemos conocer sus conflictos religiosos, políticos o sexuales (sorprende especialmente que en una novela de esa época se trate el tema de la masturbación femenina, por ejemplo) Es interesante el modo en que el escritor trata a sus personajes, sin juzgarlos. No hay buenos ni malos, ni existe un protagonista-héroe. De hecho, aunque Carlos sea el protagonista, podría decirse que hay varios co-protagonistas, como los ya mencionados Cayetano y Doña Mariana, o Clara que es quizá el personaje con más matices, que alcanzan una posición en la novela muy relevante. Expone una gran variedad de caracteres, de pensamientos, de situaciones…Y lo hace de forma creíble. Gonzalo Torrente Ballester tenía esa peculiar forma de narrar que consigue emocionar. Que consigue que te intereses por la historia y que les tomes cierto cariño a los personajes. A veces pasan cosas que no nos gustan, pero precisamente el modo en que las cuenta hace crecer un sentimiento como de “la vida es así”, cuando con otros escritores la sensación que a uno se le queda es más de “¿Cómo se le ocurre escribir esto?” Antes de leerla pensaba que se me haría pesada, pero me motivó su autor y fue una grata sorpresa (¡otra vez!) Siento repetir tanto esta palabra, pero es que es lo que hay. Flipé porque no esperaba encontrar ni la mitad de lo que allí había. Por eso quise escribir ahora sobre ella, aunque soy consciente de que tengo poco poder de convicción, a lo mejor alguien se anima a leerla también. |
06 septiembre, 2005
¿QUÉ BOOM DE LAS MUJERES? (o HACIENDO AMIGOS)
Esta vez voy a copiar. No es que sea una aguerrida feminista ni nada por el estilo, pero tengo que reconocer que hay cosas que me fastidian. Vamos, que me hierve un poco la sangre, a veces, al oír ciertas cosas. Y ese tipo de cosas, por supuesto, no faltan tampoco en el mundo editorial. Lo que más me ha llamado la atención de este artículo de Laura Freixas ha sido el apartado “c”. Tal vez por el hecho de que es un poco extensible a todo en esta vida. Muchos no estaréis de acuerdo, seguramente. Yo antes también lo veía, como mínimo, exagerado. Pero en cuanto te mueves un poco por el mundo, te das cuenta que no lo es tanto. El artículo fue publicado en el número 101 de la revista Qué leer. Por si os interesa, la web de la susodicha es http://www.que-leer.com/. Algún día la pondré en el apartado de los links, pero de momento, debido a mi incompetencia informática, tengo que dejarlo aquí.
************************************************
“El boom de las mujeres” : este titular de la revista Leer (verano del 2000) resume la opinión general. “El planeta de las mujeres” tituló La Vanguardia cuando el premio lo ganó Maruja Torres, con Marcela Serrano como finalista, en 2001; y El país Semanal, con motivo del Día del Libro del 2000: “Los libros son cosa de mujeres”. Se cree, en fin, que las escritoras arrasan: que venden más que los hombres, que obtienen más premios, que ya han ganado, en fin, la batalla editorial… Y nadie tiene, por lo visto, la modesta curiosidad de ir a buscar los datos. Que son, si ustedes me lo permiten, los siguientes:
a) “Las mujeres venden más”. ¿Ah, si? ¿En qué lista de best sellers lo han visto? Porque yo, que llevo años mirándolas, siempre me encuentro lo mismo: de diez autores, dos o tres mujeres, o una, o ninguna… Resumen del 2004: entre los diez más vendidos de ficción, una sola mujer: Julia Navarro (datos de QUE LEER de enero de 2005)
b)“Las mujeres ganan la mayoría de los premios”. Vuelvo a remitirme a la estadística: de los más importantes (Alfaguara, Biblioteca Breve, Herralde, Nadal, Planeta y Primavera), en el 2004 sólo dos los ganaron mujeres (Laura Restrepo y Lucía Etxebarría). Y, por cierto, cuando se habla de premios, se olvidan los institucionales (Cervantes, Nacional de Narrativa, Poesía, etc): el año pasado, siete fueron a hombres y uno, a una mujer (Chantall Maillard). Claro que no faltará quien diga que estas lo ganaron “por ser mujeres”. Ya se sabe que cuando una mujer consigue algo, es sólo por ser mujer, mientras que cuando lo obtiene un hombre, es por sus méritos.
c)“¿Y la crítica?”. Siempre (y cuando digo siempre es siempre) que un crítico califica algo de femenino, es para denigrarlo. Un ejemplo entre mil: “…la típica y tópica novela de personajes femeninos, transmitidos por una voz brumosa, delicada y quejica que ensarta en una plúmbea cavilación general cualquier preocupación cotidiana” (Babelia, 29 de enero de 2005). ¿Para cuándo una crítica que diga, por ejemplo: “Es la típica y tópica novela de personajes masculinos, lúcidos, sarcásticos, grandes folladores –no hace falta decirlo- y de vuelta de todo”?
Total, que por una parte, se asegura que las mujeres venden más (lo cual ni siquiera es cierto), y por otra, la crítica no pierde ocasión de descalificarlas. Así se extiende la idea de un boom femenino puramente comercial, una moda, una maniobra editorial, en las antípodas de la calidad, de la alta cultura, de la literatura de verdad. Y entonces, claro, pasa lo que pasa: que cuando, por ejemplo, Babelia (el 5 de mayo de 2001) hace una lista de “los quince libros de referencia de la narrativa española después de la muerte de Franco”, todos son de hombres… En fin, chicas, que nuestro supuesto boom -¡qué boom ni que ocho cuartos!: simple normalización, y aún muy lejos de alcanzar el cincuenta por ciento- es efímero y de boquilla. No estamos dejando huella. Si hoy no figuramos en Babelia, ni a penas en la Real Academia, mañana no quedarán de nosotras ni las raspas en los libros de Histora.
NOTA: El cambio de color es mío. Y sé que a algunos hombres le puede molestar, o me tacharán de mujer frustrada. Es la reacción típica. Me da igual.