23 septiembre, 2008

D. FOSTER WALLACE

No, no y no. Llevo ya una semana remoloneando para escribir este post y acabo de decidir que ya basta, esto no puede seguir así.
David Foster Wallace (como todo el mundo sabrá a estas alturas) se ha suicidado. Y yo le debía un post desde hace casi un año, cuando Mike me regaló Hablemos de langostas. A estas alturas todavía no sé muy bien qué decir. Ahora incluso menos, porque la noticia me ha dejado sin palabras. Era bastante joven, increiblemente culto, exitoso y por lo que he podido apreciar de una lucidez extremadamente divertida. Por desgracia a mí me venían un poco grandes las disertaciones sobre su odio hacia el incorrecto uso del inglés americano o la comicidad oculta de Kafka. Tampoco había leído Memorias del subsuelo (cosa que ya he hecho, por cierto, y con satisfactorios resultados) ni nada de Updike (es increíble lo bien que pone a parir Hacia el final del tiempo, su novela de ciencia ficción publicada en 1997, que se ha convertido en una de mis lecturas pendientes más retardadas en el tiempo. Ya quisiera para mí sus conocimientos, su buen saber hacer y su afilada lengua) Como decía, todavía no sé qué decir de este libro. Me pareció gracioso (el primer artículo especialmente) pero lo cierto es que no estaba preparada para entender muchas de las cosas de las que hablaba en él. Algunos artículos están demasiado centrados en la sociedad americana actual (claramente no critico esto, simplemente señalo que como consecuencia hay determinadas cosas que se me escapan.) Así que además de leer a Updike quiero leerme alguna novela de D. Foster Wallace, algo que sea más universal, por decirlo de alguna manera. Todo se andará.
No conozco prácticamente nada de su vida. Sólo lo que he leído estos días por ahí. Al parecer reflexionaba mucho y muy amargamente sobre lo pobre y mezquina que es la humanidad en general. Por lo visto esto le llevó a pedir hace años que lo ingreseran en algo así como una unidad para suicidas potenciales (información sin contrastar. A lo mejor hasta no es verdad) Pero si es así, la pregunta que me asalta es: ¿Cómo es posible comentar de forma tan divertida, arrancando risotadas incluso, algo que a uno le afecta hasta tal punto? Estoy tan sorprendida...
Cualquier muerte es trágica y no voy a decir que sienta esta concretamente más que la de ningún otro. No he llegado a admirarle en vida (por lo que ya he explicado) y no voy a exagerar ahora algo que no pasaba de mera curiosidad por su obra. Pero lo que sí me parece esta muerte es tremendamente sobrecogedora. Tremendamente.