08 septiembre, 2010

LA INTERPRETACIÓN DEL ASESINATO (Jed Rubenfeld)

Una vez más, después de tanto tiempo, se me hace muy duro volver a postear. Bien merecido lo tengo, por vaga. Ahora no sé qué escribir ni cómo hacerlo, así que preveo un churro. Pero o despego o cierro. Y cerrar me da pena, así que…

¿Por qué volver hoy? Pues porque ¡por fin! he terminado de leer (lo terminé ayer por la noche) Contrato con Dios. Es una señal, claramente. Creo que es el libro que más tiempo me ha llevado leer… Y eso que está bien (recomendado queda. Es una novela gráfica de Will Eisner, con dibujos en blanco y negro y tres partes que tratan sobre distintos momentos y habitantes de la Avenida Dropsie, con sus alegrías y desdichas. Hace un retrato bastante descarnado de la vida en general y en concreto de la situación de las clases obreras y de la convivencia entre judíos, italianos, hispanos e irlandeses en un barrio pequeño del Nueva York de los años treinta. En la última parte viaja incluso un poco en el tiempo, explicando la historia del barrio. Su idiosincrasia, digamos. No sé por qué me ha llevado tanto acabarlo… La pereza que da lo diferente, supongo.)

Evidentemente, leí otras cosas por el medio. No muchas, pero sí algunas. Queda pendiente una entrada sobre La pesca de la trucha en América, de Richard Brautigan, por ejemplo, que es un libro bastante desconcertante y me pilla ahora mismo muy desentrenada. A ver si esta vez es verdad que me voy a poner en forma y en poco tiempo hablo de él, porque realmente es digno de algo más que una simple mención. Pero en fin, a lo que voy. Aunque hace tiempo que lo leí, ahora voy a escribir un poco sobre un libro muy ameno que me han regalado: La interpretación del asesinato, de Jed Rubenfeld. Es un libro trepidante que engancha muchísimo. La historia se centra también en Nueva York y también en los mismos años de la novela de Eisner, pero los personajes pertenecen a otra esfera social y la cara de la ciudad es bien distinta: gente rica que vive en rascacielos de lujo. En uno de ellos, la misma noche que Freud, Jung (un tipo verdaderamente inquietante y sombrío) y otro discípulo suyo, Ferenczy, llegan a la ciudad para dar una conferencia sobre el psicoanálisis, asesinan a una chica. Parece que a alguien se le fue de las manos una noche de pasión un poco atrevida, pero cuando al día siguiente aparece otra joven, Nora, inconsciente y en un escenario similar, el asunto apunta ya a que hay un sádico suelto… La cuestión es que Nora está traumatizada y no recuerda nada ni es capaz de hablar. Un psiquiatra supervisado por el propio Freud es el encargado de develar el misterio que, si no recuerdo mal, tiene bastante miga.

Como siempre, creo que no me quedó tan emocionante como verdaderamente es la novela, pero fiaos de mí: está genial. Os lo recomiendo muy especialmente para esas temporadas de necesidad de lecturas ligeras. Para desconectar del mundanal ruido, como suele decirse. Y es un buen regalo para aquellos a los que no les emociona especialmente leer, pero que no tienen alergia a los libros…