25 agosto, 2007

DÍAS MEMORABLES

Acuciada por la, llamémosla fiebre, que este verano han sufrido varios de mis bloggers habituales, me he leído Días memorables, de Michael Cunnigham. Hace un par de meses ni siquiera me sonaba su nombre ¡Qué cosas!
La cuestión es que lo mencionaron en algún lugar y me llamó bastante la atención (no sé muy bien porqué), así que me dije que si algún día tenía la oportunidad, lo leería. La oportunidad llegó mucho antes de lo que había imaginado: unos días después de todo aquello entré en una librería en busca de un par de regalitos y fué practicamente lo primero que vi. Estaba en uno de esos chismes giratorios en los que ponen las ediciones de bolsillo. Entré por la puerta, giré a la derecha y mis ojos se posaron casualmente en él. Quise interpretarlo como una señal divina ¡Qué demonios!
Aún tardé algún tiempo en ponerle la zarpa encima, porque pretendía reservarlo para el invierno pero como me lo "encontraba" en tantos blogs, no pude esperar más...

La novela está integrada por tres relatos unidos por la poesía de Walt Whitman (un fulano americano del siglo XVIII, para los que estéis a mi precario nivel cultural), Nueva York, deformidades infantiles y un cuenco de porcelana blanca con inscripciones indescifrables. Sí, cosas muy dispares para tener en común, yo pienso lo mismo.

El primero de los relatos me gustó al principio pero unas páginas más adelante empezó a molestarme un poco el hecho de estar salpicado con ese rollo típico de los autores americanos: meter tópicos que resultan un tanto artificiales (no me canso de decirlo pero es que me parece el lastre de gente como Auster. Lo que marca la diferencia entre que "me encante" y que piense que "está bien")
O sea, se dejó leer pero sin pena ni gloria.

El segundo, lo reconozco, me enganchó. No me entusiasmó el final, es verdad, pero antes de llegar a él no quería dejar de leerlo. Ni que se acabara. Quería estar tirada en mi sofá durante horas y horas, en ese estado de abstracción que tanto echaba de menos cuando tenía que estrar haciendo otra cosa. Que por cada hoja que leyera, al libro le nacieran tres más. Esto no significa tampoco que sea lo mejor que he leído en mucho tiempo. Simplemente fue un soplo de aire fresco después de la densidad de Virginia Wolf (...) y de alguna otra cosilla en la que no pude meterme con tanta facilidad.

Porque gustar, lo que se dice gustar, el que me gustó fue el último. Algo insospechable ya que es un cuento de ciencia-ficción. Bueno, VALE, ciencia-ficción light. Pero me ha parecido estupendo... Supongo que en gran parte justo por ser light. No me llevo demasiado bien con la ciencia-ficción. Suele requerir grandes dosis de imaginación y ahí voy escasa.

Paso de contar de qué va cada uno, que me da mucha pereza...
Averiguarlo ya depende de vosotros... si es que os apetece...

21 agosto, 2007

HOLA Y ADIÓS


Dejo aquí un texto de uno de las grandes figuras literarias del siglo XX: Ray Bradbury.

Es un cuento que encontré por aquí y que me ha gustado mucho, tanto por su estilo (que, viniendo de quién viene, no tiene nada de sorprendente) como por el tema que trata: la vida eterna...

Es bastante largo, así que dejo el link.



Una pequeña aclaración: Que conste que esto no es vagancia; es que tengo menos tiempo para leer y además estoy con libros de esos que necesitan un poco de moral y voluntad para ser leídos y reflexión y tiempo para ser comentados. Me estresa tener que escribir sobre ellos...


¡Espero que os guste el cuento!