27 febrero, 2007

ALGO SOBRE LIBROS

Supongo que hoy es un día tan válido como otro para escribir un nuevo post. O no. Quién sabe. Ayer alguien me preguntó “¿Cómo era la página esa de tus colegas, que nunca me acuerdo?” Llevaba un tiempo evitando cuidadosamente entrar para eludir remordimientos, pero no tuve más remedio que teclear la dirección y esperar avergonzada a que cargara. Entonces vi la fecha de la última vez. Y ahora estoy aquí, tras un reinicio y un corte de luz, con un poquito de más mala leche que al princio del párrafo, escribiendo algo para poder mirar a Guille a la cara la próxima vez que lo tenga delante.
¿Sobre qué escribir? Pues, claro, algo sobre libros. Ültimamente he leído más bien poco. Y además he leído libros que, por alguna extraña razón, me cuesta comentar. Siempre tengo la impresión de que para escribir sobre cualquier historia, no es suficiente haberla leído una única vez. Porque es muy sencillo decir “tal novela, tal argumento”. Y no es eso lo que quiero. Para hacer un resumen no hace falta leesela, sólo hace falta ir a google…
Cualquier libro provoca determinadas sensaciones según el momento, la experiencia de cada uno y un montón de cosas más. Así que juzgarlos puede ser bastante complicado. Cuando algún libro me resulta indiferente (que alguno ha habido) está claro que no me intersa escribir, y cuando no, al sentarme delante del ordenador, me inavade la duda acerca de si estoy contando “la verdad” sobre el libro o “mi verdad” sobre él. Y eso me resulta poco tranquilizador. Inquietante. ¿Quién soy yo para hablar de él? ¿Acaso diría lo mismo en otras circunstancias?
De una de esas novelas que he leído recientemente ya comenté algo allá por noviembre… Es Trópico de Cáncer. Si la hubiese leído hace seis años, no me hubiese gustado nada. Si la hubiese leído hace tres, empapelaría la facultad con ella, encerraría a unos cuantos compañeros míos y prendería fuego despiadadamente. Por fortuna la he leído ahora. Y me ha encantado. Ya no creo que lo que cuenta sea exagerado ni totalmente falso, imposible ni pretenciosamente sórdido. Y ya no me ralla esa forma de ver el mundo, ya no lo veo una amenaza ni una injusticia. Cosas que antes me hubiesen cabreado infinitamente, ahora me han hecho sonreir para mis adentros y comprobar una vez más que los humanos, humanos somos. Atemporalmente. Con nuestras circunstancias, nostalgias, frustraciones, nuestra sexualidad como modo de expresión (o como fin), nuestros vacíos y sobre todo, con nuestra soledad y nuestro cinismo. Supongo que una novela tan conocida no necesita una descripción muy exhaustiva. En mi mente ha quedado muy ligada a París era una fiesta. La otra cara de la moneda. El mismo encanto. Pero tal vez cualquier otra persona no vea esa conexión…
Después, habiendo oído que Trópico de Capricornio era mejor, no pude reprimir mis impulsos aquella mañana gris de rebajas, en la que fui al Corte Inglés en busca de unas botas. Me lo compré. Y si no fuera por mi madre (literalmente) hubiese pasado de las botas y me hubiese comprado también uno de Pessoa y el Ulisses de Joyce. Cochino dinero. Total, que mi primer libro del 2007 ha sido este. Y puede ser que sea mejor, que su prosa sea más limpia que la del otro Trópico, lo que queráis. Pero a mi no me ha gustado más. Ni siquiera me ha gustado igual. Y con todo, creo que es muy bueno. Y sin embargo, no sé explicar por qué. ¡Qué exasperante!