13 enero, 2006

MISERIAS HUMANAS

Se sentía atraída por esa debilidad como por el vértigo. Atraída porque ella misma se sentía débil. De nuevo empezó a tener celos y de nuevo le temblaban las manos. Tomás lo vio e hizo un gesto que ella conocía bien, cogió las manos de ella entre las suyas para tranquilizarla, apretándoselas. Ella las retiró bruscamente.
-¿Qué te pasa? –dijo.
-Nada
-¿Qué quieres que haga por ti?
-Quiero que seas viejo. Diez años mayor. ¡Veinte años mayor!
Quería decir: Quiero que seas débil. Quiero que seas tan débil como yo.

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Tenía ganas de hacer algo para que ya no quedara escapatoria. Tenía ganas de destruir brutalmente todo el pasado de sus últimos siete años. Era el vértigo. El embriagador, el insuperable deseo de caer.


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TRAICIÓN: Traición significa abandonar las propias filas. Traición significa abandonar las propias filas e ir hacia lo desconocido. Sabina no conoce nada más bello que ir hacia lo desconocido (…)
La primera traición es irreparable. Produce una reacción en cadena de nuevas traiciones, cada una de las cuales nos distancia más y más del lugar de la traición original.

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Todos necesitamos que alguien nos mire. Sería posible dividirnos en cuatro categorías, según el tipo de mirada bajo la cual queremos vivir.
La primera categoría anhela la mirada de una cantidad infinita de ojos anónimos, o dicho de otro modo, la mirada del público. (…)
La segunda categoría la forman los que necesitan para vivir de muchos ojos conocidos (…)
Luego está la tercera categoría, los que necesitan de la mirada de la persona amada. (…)
Y hay también una cuarta categoría, la más preciada, la de quienes viven bajo la mirada imaginaria de personas ausentes. Son los soñadores.





Estos son fragmentos del libro que acabo de leer. No son los únicos que me han llamado la atención, pero son algunos de los que más me han tocado la fibra. Sensible, digo. Pertenecen a La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera. Me cuesta hacer como otras veces una reseña, contar de qué va…. Va sobre humanos. Lo que sienten cuatro humanos en algún momento de su vida. Y supongo que el encanto de la novela reside en que en algún punto de ella, uno se siente un poco identificado con alguno (o no…) Pero la cuestión es que no es una historia ligera, de pasar el rato, ni un ensayo filosófico, de dejar a uno extenuado a base de conceptos abstractos. Simplemente hace reflexionar sobre algunas cosillas. Miserias humanas, expresadas con claridad y sin tapujos.